sábado, 1 de noviembre de 2008

¡Oh my Dios!

¡Alucina! Sí. Alucinar, o sea, divagar, creerse, imaginarse. Supongamos que las familias de la clase alta limeña se alucinan dioses, así con minúscula. Supongamos que en este delirio, el olimpo de estos dioses es una casa de playa, lejos de lima gris, frente al mar azulito.

En 'Dioses' de Josué Méndez, esa sacra casa de playa es el escenario que resume perfectamente a la 'gentita'. La casa de plata ocupa toda la película. Sus personajes se mueven en ella, la deidad mayor Agustín (Edgar Saba), es el Cronos que se cita en algún momento de la cinta, es decir, el dios que quiere 'comerse' a sus hijos, atraparlos en el mundo de la pituquería.

Pero estos hijos se sienten vacíos, cada uno batalla contra su propio ser. Andrea (Anahí de Cárdenas), quiere salir del olimpo, y la forma más fácil de salir en mediante la juerga, la música electrónica y una buena dosis de sexo con quien se presente en el camino. Diego (Sergio Gjurinovic), el otro hermano, también quiere salir, pero es débil, no puede alejarse de su mundo si no es con su hermana. Sí, para Diego Andrea es su salvación, pero el chico es un adolescente y sus deseos de mortalizarse se mezclan con el deseo más terrenal: el sexo. Andrea se convierte en un fetiche. Diego la lame, la manosea, le desabrocha el sostén y se toca, aprovechando que su hermana está totalmente ebria o dopada. Cuando Diego siente asco por sí mismo y ve que le escape a trávés de su hermana no funciona, corre hacia la servidumbre.

Pero mientras ellos quieren salir, Elisa (Maricielo Effio) quiere entrar a ese mundito. Ensaya, lee cualquier libro que las viejas pitucas puedan citar, se informa de plantas exoticas solo para encajar. Al final logra su ascenso, su boda en París, gracias al descuido de Andrea, quien sale embarazada de un anónimo y este hijo se hará pasar por el de Elisa.
La intención de Méndez es buena. Las películas sudamericanas muestran la marginalidad y el quería mostrar la otra cara. Pero es pura intención. Las huachaferías y frivolidades que se muestran en la cinta quieren hacer reír, pero a veces pasan desapercibidas, siendo la úncia escena cumbre de la película el ensayo de Maricielo Effio ante un espejo para hablar como una pituca. Si lo que 'Dioses' quería era simplemente mostrar a la altra clase limeña, lo consigue. Pero sólo eso. La muestra y punto. Se burla a veces, pero poco.
Hay quizá otra intención del director: La de que la pituquería genere asco. pero parece que no encontró realmente repugnante y por eso incluyó lo de las escenas incestuosas entre Diego y Andrea.

Al final, nadie se escapa. Andrea huye a Miami y Diego se transformó en el chico bien de saco y corbata. Pero, él, Diego, logra por un momento besar otro olimpo. Sí. El templo, la cima de los ricos es la casa de playa. El olimpo de los pobres es el cerro. Esos sosn los dos 'cielos' que se muestran. Se muestran y punto. No es ta mal, pero eso hace que 'Dioses' se convierta sólo en un vistazo, en una ventana cerrada pero con un vidrio reluciente. El arribismo de Elisa debió ser más explotado y no recurrir a la exaltación fácil que puede generar un niño enamorado de su hermana.

(Christian Reto)

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